Hasta 1850 Japón estaba gobernada bajo un sistema feudal, donde los nobles tenían sus propios ejércitos de Samuráis con autoridad de clase sobre el resto de la población.
Un Samurái era respetado, no se le podía ofender. Eran hombres de honor, y sus grandes conocimientos en artes marciales los hacían perfectos para mantener el orden. Para ser Samurai tenías que ser hijo de Samurai, y no podían elegir, desde que nacían se les entrenaba para combatir.
Sobre 1960 se inició la Restauración Meiji, donde se abolió el sistema feudal sostenido bajo la segregación de clases, para convertir a Japón en un sistema parlamentario sin diferencias de clase. Es en este periodo donde la autoridad de los Samuráis pierde su poder, y con él empiezan a desaparecer las estirpes creadas durante centenares de años.
Aquí tienes imágenes reales de los últimos Samurais vivos que quedaron en Japón desde 1860 hasta 1900. Realizadas por Europeos en sus visitas a Oriente para cerrar acuerdos comerciales.
Samurai real con su armadura de guerra
Las armaduras de guerra eran realmente completas y muy aparatosas. A diferencia de las occidentales, no se fabricaban completamente en metal para restar peso y conseguir una mayor agilidad y libertad de movimiento.
Se prestaba especial atención en proteger las zonas vulnerables, y en las batallas de guerra se utilizaban máscaras para proteger también la cara. Ésta es una foto de la máscara de una armadura real de la época.
Fotografías coloreadas para apreciar las armaduras y las vestimentas tradicionales
Es la misma foto, a la izquierda la original y a la derecha coloreada por un experto para apreciar mejor los colores y las texturas.
Vestimenta de diario de un Samurái
Lógicamente no salían a la calle cada día con su armadura, ésta era extraordinariamente cara y se utilizaba solo en combates a muerte con el enemigo.
Su ropa de diario era más sencilla, la que estamos acostumbrados a ver en la cultura japonesa. El clásico kimono, y la katana que no falte por supuesto.
También había mujeres Samurai
La época Samurái era muy clasista y machista, pero en algunas ocasiones las hijas, hermanas y esposas de Samuráis también podían llegar a serlo.
Cuando una mujer se convertía en Samurai gozaba del mismo estatus de superioridad que ellos, y tenían las mismas obligaciones bélicas que los hombres. Su obligación desde ese momento era defender con su vida a su familia, a su pueblo y a su nación.