Lo que vas a leer a continuación son hechos reales que ocurrieron en el bonito y pintoresco pueblo de Triora, Italia, en 1587.
Hoy en día es un pueblo rural donde los turistas pasean tranquilamente por su calles, las mismas calles donde se esconde una historia de violencia de hace más de 400 años. Decenas de mujeres fueron cazadas, torturadas y quemadas vivas acusadas de brujería.
En 1587 hubo una racha de mal tiempo que acabó con la cosecha, llevando al pueblo de Triora a la hambruna. En vez de culpar al clima, los vecinos achacaron la desgracia a la presencia de brujas.
Los vecinos se acusaban unos a otros, había persecuciones por el pueblo y palizas en callejones oscuros. Lo que allí estaba pasando corrió como la pólvora y el Inquisidor de Génova y el sacerdote Girolamo del Pozzo se presentaron en el pueblo para comprobar si de verdad allí había brujas.
Al poco de llegar a Triora detuvieron a 30 mujeres acusadas de brujería, las encerraron en mazmorras y las torturaron para que confesaran sus crímenes satánicos.
No se salvaba nadie, toda mujer que era acusada de ser bruja por algún vecino se la encerraba, incluso si pertenecía a la nobleza.
Empezaron a quemar vivas a las «brujas» y tuvo que intervenir el Vaticano para poner fin a tal atrocidad. Las mujeres supervivientes fueron puestas en libertad. Aún así, la caza de brujas se mantuvo durante décadas, aunque en menor medida y de forma aislada.
Los vecinos de hoy en día están orgullosos de lo que allí pasó. Incluso hay un museo con documentos de la época que certifican la brutal matanza.
El ser humano es muy fácil de sugestionar, y los pensamientos irracionales son un arma que puede hacer mucho daño. No hay mejor cura que